Tuesday, May 31, 2011

NOSTALGIA

NOSTALGIA

Han pasado veinticinco años ya desde que nos abandonaste con tu sonrisa de siempre y tus frases tan secas. Simplemente amaneciste sin ganas de amar. La premura en coger tus cosas no me hizo notar que era el inicio del final. Es un pequeño viaje de negocios el que tengo que hacer, dijiste, y saltaste sobre tus maletas para que cerraran mientras yo no terminaba de abrir bien los ojos; cogiste tu abrigo, una maleta de mano, una de ruedas y corriste lo más rápido que el peso de las cosas que llevabas encima te lo permitieron. Y mientras yo intentaba sostenerme de la baranda de nuestro balcón tú me hacías adiós desde la ventana del taxi que te llevaba a un destino llamado “abandono de hogar”.

No sé porqué tarde tanto en reaccionar y en darme cuenta de lo que realmente pasaba. Tuvo que transcurrir una semana y media en que no sabía nada de ti desde que partiste, ni una sola llamada, ni un correo electrónico, ni una carta. Nada. Sólo recuerdo que una mañana de domingo decidí preparar la mesa, comprar los embutidos y el pan para el desayuno y un par de rosas, algo así como una cena romántica pero en la mañana y más informal, sólo tú y yo, sólo tú… no, sólo yo.

Recuerdo sentir como me desvanecía mientras abría la puerta de nuestro departamento con vista al mar amor, con el que siempre soñaste, y en el que siempre te soñé yo.

- Disculpe, ¿Se siente bien?, soy su vecino de enfrente… estaba subiendo a mi departamento cuando me di cuenta que…

- Sí, gracias, no es nada, debió ser el calor.

Y qué calor podía sentir yo, cuando la lluvia miraba tristemente mi rostro mientras resbalaba por la ventana para anunciarme que el inverno aún no había terminado, pero es que bien sabes que no soy de las personas que les guste recibir ayuda de gente extraña y mucho menos lástima, así que me incorporé como pude y cerré la puerta. Coloqué las flores en un florero con agua para que no se marchiten, como con todo lo que estaba sucediendo en mi vida, y me senté frente a tu taza a intentar retroceder hasta el día anterior a tu partida. Lo peor de todo es que no logro recordar nada malo que haya sucedido entre nosotros, no logro visualizar alguna situación incomoda o alguna discusión que haya originado esa partida tan fugaz. En verdad no logro entender…

- De repente estoy imaginando cosas donde no las hay y me estoy yendo al lado extremista del asunto, ya sabes como soy. Además no creo que en un par de minutos hayas podido huir así como así, sin decir nada y llevándote todas tus cosas.

Ese día abrí todos tus cajones, uno por uno, desde el más grande hasta el más pequeño y no había un solo rastro de ti, -Quizá haya dejado un par de prendas en su escritorio, o en la lavandería-, pensé… pero nada. Lo único que entraba a mis ojos eran tus libros de los que extrañamente nunca te desprendías, y ahora están aquí, conmigo, tus adornos y cosas raras siguen en su mismo lugar, llenando el librero-estante que compramos para compartir; tus fotos, nuestras fotos, pegadas en la pared sobre la cama, y en la mesita de noche de tu lado, un libro:En octubre no hay milagros” quizá hubiera quedado mejor con “No esperes milagros en octubre”. No recuerdo haber visto aquel ejemplar antes entre los tuyos. Tengo que revisarlo, pensé, y al alzarlo encontré bajo él un pequeño sobre blanco conteniendo unas cuantas dagas para mi piel, lo siento, sentí mucho miedo al ver rebalsar tanto amor, nunca había sentido algo así, y lo más importante, nadie había sentido algo así por mí. Así que antes de que cambies de opinión y me dejes lo haré yo. Adiós. P.d. intenté quedármelo para recordarte, pero creo que no era justo.

¿No era justo? ¿Qué no era justo? ¿Quedarte con mi amor o abandonarme así? Cuando deje caer el sobre y mi cuerpo en la cama escuche un pequeño ruido ahogado y tintineante, entonces caí en cuenta –así como todo estaba cayendo- que la noche anterior a tu partida te había entregado un pequeño aro de plata con nuestras iniciales grabadas junto a la fecha en que nuestra relación empezó y claro, te parecía más justo devolverme el anillo de esa forma que darme una explicación razonable de por qué nos abandonabas.

- Y ahora qué haré, ¿Cómo se destruye toda una vida compartida con planes a futuro para seguir viviéndola? ¿Cómo se hace para eliminar a alguien de tu memoria si no tienes la facilidad de una computadora para formatear o darle un control alt del a tu cerebro? Podría ir tras ese día o tras de ella si salgo por el balcón como aquella vez, o si apretamos el gatillo del “easy exit way” podríamos acabar de una vez por todas con tanto sufrimiento, con tanta indecisión y temor.

Recuerdo verla sacar y guardar sus frasquitos religiosamente de esa gaveta que está en el baño para calmar migrañas y depresión juntas, quizá ahora puedan ayudarme a mí y sacarnos de este gran lío en el que estamos metidos y no dejar huellas tan catastróficas ni evidencias tan asquerosas que nadie las pueda y quiera reconocer. Sí así será mejor para todos.

No me tomó más de cinco minutos en abrir el frasquito y tragar, lo más rápido que podía, las 15 pastillas que me sonreían desde su interior, pero lo único que logré con eso fueron cuatro paredes blancas, una inyección diaria a la misma hora del día –no me pregunten la hora porque me quitaron hasta el reloj- y un pequeño saco blanco que creo confundieron de talla porque no permitía que el aire llegue a mi última neurona ni secarme los ojos cuando las lágrimas anunciaban tu ausencia.

Lastimosamente mi estadía en aquel “motel” –como me gusta llamarlo- no duró más de 11 meses y no hubo más pastillitas mágicas que nos hicieran dormir sin pensar en ti, y hasta algunas veces pasar junto a ti los mejores momentos de mi vida.

Al instalarme nuevamente en casa, y después de tanto lloriqueo, logré conseguir unas sesiones psicológicas gracias a la preocupación de una amiga. Lo único malo es que me sentía tan mal de tener que pagarle a alguien para que me escuchara y no me diga nada, que terminé tomándome literalmente mi dinero y abandonando a aquella pobre e insensata mujer que creía haber encontrado la solución para nosotros y mi llanto infernal en un gotero mágico.

- Tomas 2 gotitas en la mañana, 4 en la tarde y 6 en la noche. Si aún sientes un poco de angustia puedes aumentarle 2 gotitas más a cada ración.

- Y… ¿cómo me dijo que se llamaba?

- Esencia de flores de bach, ¿nunca has escuchado de ellas?

- Oh, sí, claro, flores de bag… por su puesto.


Un día de desesperación logré comprobar que ese gotero de mágico no tenía nada. Me mataba agregando gotitas de dos en dos a cada ración y al ver que no surtían efecto decidí botar el gotero y tragarme lo último que sobraba de un solo sorbo. Si no me pasé la poción mágica con todo y frasco fue porque moriría de asfixia en un momento que no tenía ganas. Al menos quería tener la satisfacción de decidir mi huida.

Con todo lo que te cuento te podrás dar cuenta que fue un poco difícil, no lo voy a negar, tampoco negaré que llore a mares por ti, o que en algún momento sentí vergüenza en decir que aún te recordaba, peor aún, que te extrañaba y seguía amando tanto como el dolor que sentía al pronunciar cada una de esas cuatro letras que tantos problemas pueden ocasionar: “a-m-o-r”.

Pero el tiempo ya paso y heme aquí, frente a ti, cara a cara. No diré que te odio ni que te guardo rencor, sólo siento un poco de frustración por no saber el por qué de tu abandono cuando todo marchaba tan bien.

Ahora, después de veinticinco años ya no lloró ni me duele pronunciar tu nombre como antes. Mírame, tampoco tiemblo y mis ojos no están rojos ni mi voz se entrecorta. No he venido para hacerte lío ni a pedirte que vuelvas, aunque aún no borro esa posibilidad de mi cabeza –y debería decirte que de nuestro departamento tampoco porque aún conservo tus cosas tal y cual las dejaste- pero si quisiera que me digas ¿por qué?

- …

- No lo tomes a mal… yo solo quiero…prometo no decir nada para tratar de comprender. Tal vez, ahora que el tiempo ha borrado gran parte de nuestra historia y la marea está más calmada podamos conversar y…

- …

No comments: