Saturday, August 21, 2010

Para siempre


Para Siempre


Aún no logro comprender en qué momento se jodió todo. Quizá fue mi manera de pensar, o de repente mi forma de decidir las cosas, o mejor dicho, mi indecisión para tomar una decisión.

Simplemente se aburrió. Fue como aquellas hojas de los árboles que deciden de un momento a otro caer para nunca más subir al mismo.

9 y 22 de la mañana y hace un calor de los mil demonios. Sigo pensando que el verano –y sobre todo el sol- es deprimente… cuando estas solo. Es insoportable ahora tratar de sentarse en una de aquellas bancas sin tener compañía, alguien a tu lado, o tener un celular a la mano cuando sabes que la única persona que más te interesa no lo hará timbrar jamás.

Pero qué más puedo hacer sino es seguir caminando, mientras las sombras de los árboles cubren mis pasos y la brisa del aire sopla sobre mi rostro y a la vez acaricia mi pelo como si supiera lo que estoy pensando, por lo que estoy pasando.

Había dicho que me amaba y que lo haría para siempre, solo que su “para siempre” tenía fecha de expiración… y era ahora.

No logro comprender como es que su mundo, nuestro mundo, pudiera caber en solo dos maletas de ruedas y un bolso de mano. Con la salvedad de que una maleta sería para mí, y estaba vacía, y la otra era para ella, abarrotada con los más bellos recuerdos de mi vida.

Pero es que así era ella, espontanea, imaginativa y ágil. Espontanea, para decidir de un momento a otro abandonar nuestra vida familiar; imaginativa, para llenar su mundo y vaciar el mío; y ágil, para correr con el peso de su cuerpo, una maleta de ruedas, un abrigo, un bolso de mano y un libro.

Con ello puedo suponer que esas cosas eran lo único que le harían falta y compañía en su vida. Y si lo vemos desde el punto objetivo –o su lado optimista- cómo es que hubiera podido ella huir o correr conmigo más, si solo el hecho de tener dos maletas, un saco y un libro, la dejaban imposibilitada de articular sus manos… como para darme una.